sábado, 15 de mayo de 2010

LA INTELIGENCIA EMOCIONAL Y EL TRABAJO EN EQUIPO.

Afirmar que las emociones están presentes en todos los momentos de nuestras vidas, no es exagerado ni incomprensible, pero cuando decimos que un manejo adecuado de ellas puede conducirnos a ser exitosos en lo que emprendemos, puede merecernos alguna duda. El término Inteligencia Emocional fue introducido por Peter Salovey y John Mayer en 1990 y hoy son muchos los autores e investigadores que han profundizado en este concepto. El mismo se refiere a la capacidad de manejar las emociones y hacerlas que trabajen para nosotros regulando nuestro comportamiento. A diferencia de la Inteligencia General, que se mide a través del coeficiente Intelectual, la Inteligencia Emocional es difícil de medir, pero se puede incrementar, es decir, se puede ser cada día más inteligente emocionalmente. Daniel Goleman (1995), asegura que las habilidades emocionales son a veces más importantes para nuestro futuro que el coeficiente intelectual. Aunque los individuos con alto coeficiente intelectual son ambiciosos, productivos e incluso tenaces y despreocupados, según este autor, son frecuentemente fríos, inhibidos, inexpresivos, aburridos, quisquillosos e incómodos con la sensualidad. En cambio, las personas con gran capacidad emocional son más comunicativos y agradables y están más a gusto consigo mismos y con los demás. Todos tenemos los dos tipos de inteligencia, aunque en distinta medida.

La Inteligencia Emocional se basa en cinco premisas fundamentales que revelan su importancia para el trabajo en equipo, desde una perspectiva intrapersonal e interpersonal.

En el ámbito intrapersonal, es preciso estar conscientes de las fortalezas y debilidades personales. Si se tiene seguridad en sí mismo, se actúa con fuerza y confianza. Es lo que conocemos como autoconocimiento. Sin embargo, este dominio y conocimiento personal debe manejarse en forma adecuada, controlando (no inhibiendo) las emociones y sentimientos, esto es, autorregulación. En el trabajo en equipo, es importante el compromiso con una meta, la rápida identificación de problemas y la búsqueda constante de soluciones, con ello se cumple la premisa de la automotivación. El aspecto interpersonal, es tal vez el de mayor cuidado en el manejo de la inteligencia emocional cuando se trabaja en equipo, pues éste tiene que ver con la capacidad de comprender las emociones de los demás, escuchar e interpretar sus actitudes, lo que se denomina empatía, y por último debe estar presente el adecuado manejo de las relaciones, la capacidad de negociación y persuasión. Con el fin de establecer buenas relaciones interpersonales en los equipos de trabajo, a continuación se presentan algunas pautas a considerar como habilidades sociales:
• Separar las personas de los temas.
• Enfocar en intereses y no en posiciones.
• Establecer metas precisas de la negociación.
• Trabajar juntos para crear opciones que favorezcan al equipo.

En resumen, el trabajo en equipo requiere de un alto grado de desarrollo de la Inteligencia Emocional entre sus miembros; ¡les invito a ponerla en práctica.

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